La subida del precio de la energía y el consiguiente aumento del coste de la vida seguirán provocando protestas en toda Europa en las próximas semanas. Aunque varios países, como Austria, Alemania y Portugal, han anunciado nuevas medidas para intentar mitigar el aumento de los costes, gran parte de la ciudadanía considera que las medidas son insuficientes. El actual contexto sociopolítico, con una subida de los precios de la energía y su consiguiente encarecimiento del coste de la vida, hará que se mantengan las protestas.
En Alemania, distintas organizaciones han anunciado su idea de manifestarse todos los lunes, sin aclarar cuándo cesarán su actividad para protestar por el aumento de los precios de la energía y las materias primas en el país. El 5 de septiembre se organizaron manifestaciones masivas en la capital, Berlín, y en Leipzig. Algunos manifestantes pidieron el fin de las sanciones a Rusia, por considerar que esta política es uno de los principales motores del aumento de los precios. En Moldavia, el 9 de septiembre la gente se reunió en la capital, Chisinau, y quemó facturas de gas para denunciar el aumento de las protestas energéticas, criticar la gestión de la crisis por parte del gobierno y exigir un cambio político. En Francia, los manifestantes del movimiento de los "Gilets Jaunes" (chalecos amarillos) se reunieron en la capital, París, el 10 de septiembre, para protestar contra la supuesta incapacidad del presidente Emmanuel Macron para abordar adecuadamente la crisis. Se esperan más protestas en las próximas semanas. Teniendo en cuenta que a estas manifestaciones han acudido participantes tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, existe la posibilidad de que se produzcan enfrentamientos entre los asistentes de grupos políticos opuestos.
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